
Nuestros comienzos
En 1987, con la democracia recién recuperada, Uruguay celebraba la vuelta a la vida política y social. Pero mientras muchos hombres retomaban su lugar en el espacio público, un grupo de vecinas del barrio Unión decidió que las mujeres no podían quedar atrás. Inspiradas por el papel fundamental que muchas habían tenido durante la dictadura y con un pequeño apoyo desde Bélgica, comenzaron a soñar con un espacio propio.
Así nació la Casa de la Mujer de la Unión: un lugar para encontrarse, apoyarse y fortalecer la participación de las mujeres en la vida colectiva. Desde el inicio, el objetivo fue claro: sacar a las mujeres del aislamiento del hogar y abrirles puertas hacia nuevas oportunidades.
Con trabajo constante y un vínculo fuerte con las mujeres del barrio, la Casa se fue consolidando y ganando reconocimiento. A medida que crecían las demandas, también lo hacían las propuestas: se empezaron a organizar programas de atención y acompañamiento en temas clave como exclusión social, violencia de género, capacitación laboral, salud integral y recreación.
Desde entonces, no hemos parado.
Seguimos creciendo, seguimos transformando
Con los años, la Casa de la Mujer de la Unión fue ampliando sus horizontes. Aprendimos, cambiamos y adaptamos nuestras propuestas para responder mejor a los desafíos del presente. Siempre con el mismo objetivo: avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Desde hace más de una década trabajamos también con grupos mixtos, convencidas de que la equidad de género se construye incluyendo a todas las personas. Promovemos espacios de reflexión y acción que cuestionan estereotipos y transforman vínculos, desde una mirada crítica y comprometida.
Los cambios en el país han abierto nuevas oportunidades para el ejercicio pleno de los derechos. En ese escenario, creemos que el trabajo colectivo es más necesario que nunca. Con equipos consolidados y experiencia en territorio, impulsamos programas de promoción social y equidad de género tanto en Montevideo como en otras zonas del país.
Además, articulamos con iniciativas del Estado y de otras organizaciones sociales, convencidas de que la transformación es posible cuando se suman fuerzas.
Cada día renovamos nuestro compromiso: el de seguir trabajando por una igualdad real de derechos y oportunidades para todas las personas.
